Literatura
POR UNA GOTA DE LUZ
Eiségesis sobre las pupilas exorbitantes
Parodia del género de la ciencia ficción en forma de MICRONOVELA
Autor: Otxamba Quérrimo
Portada: ilustración de Virginia García Coretti
El sol no parece dar señales de vida; la humanidad, tampoco. A varios metros bajo tierra, seres de pupilas exorbitantes hacen lo posible por prolongar su existencia, sus sueños, su sociedad. A duras penas. El luminicidio ha borrado cualquier rastro de esperanza. Las sombras avanzan. Las dudas también. Y el planeta continúa agonizando, congelándose, embistiendo resignado contra las fauces de una noche eterna. Ni siquiera la Frontera puede impedir que la muerte cruce su umbral. En circunstancias semejantes, quién no sacrificaría las pocas fuerzas que le quedan por una gota de luz. O de licor de hierbas.
Booktrailer
Cuando un acontecimiento o fenómeno tiene lugar, nuestra humana naturaleza se ve imantada a la explicación de las causas y a la interpretación de las consecuencias, tranquilizando nuestro intelecto con raciones de conjeturas, conjeturas que, dentro de los límites de nuestro entendimiento, serán erigidas como inamovibles leyes, principios o justificaciones, si es que no se formulan otras menos malas.
– Por una gota de luz (Eiségesis sobre las pupilas exorbitantes) –
Índice de
Contenidos
No podemos comprender cuán reiterante era la obsesión de Jhasia por esas fascinantes plantas. Aun así, finjamos hacerlo.
Por un lado, la luxlilia era bella por sí sola. No como las rosas, la flor de los ciruelos, los nenúfares, la sakura o los lirios que los artistas se empeñaron en idealizar durante tantos siglos. No. Más bella. Más bella, y encima, más odorífera. Más odorífera, y encima, más afín a la cotidianidad de una persona, ya que las luxlilias eran plantas de interior, pero de interior de la tierra, del subsuelo, de un hogar. De ahí que una artista, con la sensibilidad suficiente como para quedarse prendada con su forma y colocada con su toxicómana frescura, no quisiese hablar, escribir, imitar, esculpir o pintar otra cosa.
– Por una gota de luz (Eiségesis sobre las pupilas exorbitantes) –
Capítulo
Escena I
⸺Ha vuelto la Luz.
Esta noticia, o bien sacada del contexto de la conversación entre Queín y el Viejo, o bien articulada unos veintiún años atrás, podría haber sido interpretada únicamente de dos maneras: a) como si, tras haberse “desplomado” accidentalmente los fusibles del circuito eléctrico de un hogar o edificio cualquiera, alguien los hubiese recolocado, normalizando la intensidad de la corriente en cuestión para después sugerir, con toda la falsa modestia que subyace a una frase impersonal, que el mérito es suyo; o b) como si alguien hubiese querido informar a otro alguien ‒‒muy posiblemente sin ningún tipo de ilusión‒‒ acerca del regreso de una tal Luz, mujer cuya ausencia se celebraba y cuyo nombre, terriblemente mal escogido por sus progenitores, no podría ser más inapropiado para la historia que nos incumbe. Sin embargo, puesto que no podemos eludir ni la conversación entre Queín y el Viejo ni el momento en el que ha sido articulada, la noticia nos invita a una tercera interpretación…
VIDEOLIBRO
AudioLIBRO
También puedes escucharla en:
Capítulo
Escena II
Si nos ubicaran en cualquier avenida de la Submeseta Central, nos acorralaría una penumbra inescrutable. El aumento de la presión, las continuas quejas de nuestros pulmones o la brisa viciada, juntos o por separado, reforzarían la desagradable sensación de no poder ver nada. Cualquier ápice de claustrofobia adormilado en nuestro interior despertaría, maltratando a la mente con sacudidas de un pánico feroz e intermitente, pues, aun estando cegados por la oscuridad, percibiríamos, remotamente o no, que no nos encontramos en un espacio abierto, al «aire libre». Si además nos desvelaran que los ruidos que nos están estremeciendo, lejanos y amortiguados pero retumbantes, proceden del fluido tránsito de seres como nosotros, no ya los ojos, los pulmones o la mente, sino el mismísimo corazón se nos encogería. Nuestras capacidades olfativas potenciarían el temor que embriagaría nuestras extremidades, extremidades que no sabrían explicar por qué están entumecidas, entumecidas quizás porque el ambiente las embestiría con una mezcla de bochorno y gelidez…
VideoLIBRO
AudioLIBRO
También puedes escucharla en:
Capítulo
Escena III
La puerta estaba abierta.
Dudó.
Increíble. Aun habiendo transcurrido veintiún anómalos años, la idea de llamar al timbre todavía sobrevolaba sus pensamientos. Idea absurda, no porque no hubiese timbres en las viviendas, que los había, sino porque no había cerraduras en las puertas. Se supone que los intraterrestres eran los remanentes más civilizados de la humanidad, o los más ricos. Por ende, si se llamaba al timbre era más por educación que por necesidad. Y aun así, Queín, más pragmática que educada, siempre dudaba. Debía de ser cierto que los posos de los viejos hábitos sobreviven cosidos a la memoria. Aunque también lo era que se pueden desechar. ¿Cómo? Por ejemplo, atravesando el umbral de una puerta en la que no vives tú, sin llamar siquiera. Así lo hizo Queín….
VideoLIBRO
AudioLIBRO
También puedes escucharla en:
Capítulo
Escena IV
⸺No pueden pasar.
Yúa se irguió cuan largo era para reforzar tanto su mensaje como su autoridad, pero se desinfló moralmente cuando le asaltaron con una contestación.
⸺¿Desde cuándo?
Antes eso no sucedía. Antes un hombre de dos metros oculto tras unas gafas de visión nocturna no tenía que dar explicaciones de nada cuanto había dicho, y menos si estaba opulentamente armado para ir a juego con su disfraz de guardia fronterizo, ni siquiera aunque tuviese una constitución más próxima a la de jugador de baloncesto que a la de forzudo de la lucha libre, y menos aún si…
⸺¿Que desde cuándo? ⸺reclamó la misma molesta voz.
Yúa dominó con templada disciplina su bullente indignación y se rebajó a asumir que los tiempos ya no eran como los de antes. En el fondo, y en la superficie, le dolía…
VIDEOLIBRO
AudioLIBRO
También puedes escucharla en:
¿Quieres apoyarnos?
Puedes realizar una donación
Como es evidente, tus donaciones nos ayudan a seguir construyendo contenido. Pero el único motivo para que te aventures a dispensarlas debería ser éste: porque te da la gana.
Literatura
Otros escritos que pueden interesarte
Preceptos del buen odiar
13 preceptos que constituyen una imprescindible evangelización del ODIO
Presentación múltiple de libros otxambinos
Poesía, reflexiones, ficción… Todo ello orquestado en siete diferentes, sugerentes propuestas.
Milenios de excusas a punto de jamás
La guerra es una realidad que espeluzna, repugna, compunge, trastorna, remuerde… Y, aun así, somos incapaces de abolirla, incapaces de desarmarla, de desmilitarizarnos, de cambiar. ¿Hasta cuándo? ¿Cuántos milenios de excusas a punto de jamás respaldaremos antes de afrontar un unánime y definitivo ¡basta!?