Fantasía

De la infinidad de cosas que tienen en común todos los niños y niñas, jamás dejará de fascinarme su mente fantasiosa, su capacidad de observar la realidad con las lentes de un perpetuo juego, el mismo juego que va mudando de perpetuidad conforme el niño y la niña crecen. En ese juego, todo lo que han aprendido lo ponen a su servicio, gestando así las más extraordinarias formas, palabras y realidades, formas, palabras y realidades que son claras manifestadoras del increíble potencial del ingenio infantil. Cualquiera que haya estado en contacto con los mundos creados por estos prematuros prodigios podrá saber de qué hablo, pero también cualquiera que creó sus propios mundos en el despertar de su niñez. Por esta razón, Fantasía es, hoy por hoy, una brevísima aproximación a uno de esos muchos mundos, uno que la flauta dota de vida, arropada por una “escordada” guitarra.