Hablemos de amistad

Hablemos de amistad es una pieza musical y reflexiva dividida en 5 escenas, de carácter dialogante, en la cual los cinco instrumentos (flauta, corno inglés, clarinete, trompa y fagot) harán poco a poco sus intervenciones, participando progresivamente de una conversación que culminará en la última escena. En cierto modo, toda ella es una oda a la AMISTAD, representada por las distintas ideas musicales de los integrantes del Quinteto de Viento, y a la que se alude constantemente, hasta el punto de que tiene su propio motivo (mib–reb–mib–solb), el cual se repetirá hasta la saciedad.

Aun siendo el clarinete el protagonista, o mejor dicho, el «narrador», cada integrante encarnará un papel durante la interpretación de la obra, caracterizado por su personalidad y su idea de «amistad»:

⸺La FLAUTA, bromista y juguetona, mostrará su carácter con escalas cromáticas descendentes, aligeradas por los picados, que culminan en notas repetidas sutilmente adornadas.

⸺El CORNO INGLÉS será alguien vivaracho y optimista, con frases prolongadas, ascendentes y descendentes, dotadas de algún salto característico.

⸺El CLARINETE, cual iluso soñador, se expresará a través de hermosas frases legatas y esporádicos glissandos.

⸺La TROMPA, la más receptiva y conciliadora, hará acopio de sus dotes intermediarias alternando ritmos binarios con tresillos puntuales.

⸺El FAGOT, tozudo pero leal, reflejará su insistencia y su testarudez con notas repetidas graves y con dibujos motívicos de reducido registro.

Si hubiera algo característico digno de reseñarse en Hablemos de amistad sería, sin duda alguna, la puesta en escena. No sólo tienen los músicos que tocar, sino que actuar. Sus cinco escenas («I. Soliloquio introvertido | II. Entreacto (I) | III. Cuando discutir es construir | IV. Entreacto (II) | V. Felicidad intercambiable») conllevan una evolución psicológica y musical de los personajes. Si bien estos se presentan poco a poco, cada cual dialogando con ideas muy herméticas, conforme se acerca el final se irán mezclando las ideas de unos y de otros hasta dar lugar al último movimiento, que es el resultado de la combinación de todo el material temático presentado en las escenas anteriores. Otro aspecto a destacar sería el color armónico. La obra está principalmente construida en función de la sonoridad del blues, reincidiendo en el uso de la escala pentatónica. Pese a las diferentes modulaciones, son los patrones dialogantes y rítmicos, más que los armónicos, los que le confieren un sabor especial. A fin de cuentas, el objetivo de Hablemos de amistad no es sino el de hacer llegar al público una interpretación de la «amistad». ¿Cómo? A través de una música sumamente interactiva, tanto que el reto más difícil para los(as) intérpretes será, sin lugar a dudas, la adecuada y espontánea interacción entre unos y otros instrumentos.