Literatura

Ratoncitos de sal
LOA a quienes plantaron, en mis ojos desvaídos, chispas de plenitud
Videopoema
Audio
También puedes escucharla en:



Hay algo más mágico que el mar: un pequeñajo chapoteando en sus olas.
‒ Hibah Gómez Boussetra ‒

Leer poema completo
Ratoncitos de sal
Error fue afirmar que el mar,
con su aroma espumeante,
sus flotantes cromatismos
y su voz vacacional,
me bastaba,
rescatándome de mí mismo
mediante espejismos de infinidad,
esculpidos al compás
de sus ondulantes mechones de agua inmemorial azulada,
y esparcidos, al azar,
delante de la playa.
Pero no.
Por lo visto, el mar no me bastaba.
El mar, con sus oleadas de frescor,
con su marea de instantes
mágicos, catárticos, permeables,
no me bastaba.
El culpable:
un ratoncito de sal.
Este nuevo pretendiente de mis ojos,
teñidas sus mejillas
con los despojos
de un festín de arena,
vino trotando locamente hasta la orilla
y, en cuclillas,
disparó sus piececitos
sobre un salpicante motín,
saciando sus marítimos antojos
ante el baboso escrutinio de un sinfín de miradas ajenas,
irremediablemente,
la mía entre ellas.
De hecho,
apenas comenzó a chapotear en las sobras de esa ola,
le embriagó una súbita euforia,
desenfundó sus dientes de leche
y, acto seguido,
brotó de su pecho
una risa cristalina,
de esas que son inquilinas
por siempre en la memoria,
de esas que resuenan al acecho de un oído,
de esas que eclipsan, sin derecho,
los encantos marinos con su música,
tan irrisoria, tan genuina.
No necesitó hacer más.
¡Ya lo había conseguido!
Es decir, el ratoncito,
aun cabalgando por su planicie emocional
sin derramar palabra alguna,
puso mi atención en ayunas,
consiguiendo que, por un momento,
me olvidase del mar,
el cual ese día dejó de bastarme.
Por un momento…
Qué ingenuo fui.
No fue un momento.
Fue un desliz de mi vista.
Fue una tarde.
Fue una vida.
Pues, cuando su papá se lo llevó a rastras,
otros ratoncitos de sal
se acercaron a acariciar
con su ilusión incorrupta las aguas.

¿Quieres apoyarnos?
Puedes realizar una donación
Como es evidente, tus donaciones nos ayudan a seguir construyendo contenido. Pero el único motivo para que te aventures a dispensarlas debería ser éste: porque te da la gana.

Literatura
Otros escritos que pueden interesarte
Cadáveres hechos poesía
Introducción a “El miserere de los cocodrilos” otxambino
Preceptos del buen odiar
13 preceptos que constituyen una imprescindible evangelización del ODIO
Presentación múltiple de libros otxambinos
Poesía, reflexiones, ficción… Todo ello orquestado en siete diferentes, sugerentes propuestas.