Música

Breve PARODIA MÚSICO-TEATRAL en un solo acto representada por un quinteto de metales humillado, un(a) presentador(a) humillador(a) y un(a) colocador(a) de carteles humillante.

La música reflexiva no es más ni menos que música para el cambio, pero para un cambio nacido de la reflexión. Al ser la reflexión una capacidad individual del pensamiento, la música reflexiva es también individual, íntima, entre uno, de uno y para uno con uno mismo. Contra lo que puede parecer, esa reflexión no es aleatoria o espontánea, sino intencionada…

Amalgama de ENSAYOS y CANCIONES que gravitan en torno a la escurridiza noción del «amor».

Son impresiones las que protagonizan esta escueta colección de piezas breves para piano, como los títulos reflejan («Fugacidad placentera», «Huellas de un recuerdo», «Cuando los pasos cantan su camino»…). Además, todas ellas han sido concebidas como instantes, instantes compartidos con el piano por cualquiera que a él acuda para seducirlo con una composición, instantes de música pianística extremadamente sencillos, con melodías que con facilidad se reconocen mientras son disfrazadas con vestidos armónicos repletos de color. En resumidas cuentas, un efímero muestrario sonoro, ideal para cualquiera que se precie a sumergirse en él.

Hablemos de amistad es una pieza musical y reflexiva dividida en 5 escenas, de carácter dialogante, en la cual los cinco instrumentos (flauta, corno inglés, clarinete, trompa y fagot) harán poco a poco sus intervenciones, participando progresivamente de una conversación que culminará en la última escena. En cierto modo, toda ella es una oda a la AMISTAD, representada por las distintas ideas musicales de los integrantes del Quinteto de Viento, y a la que se alude constantemente, hasta el punto de que tiene su propio motivo (mib-reb-mib-solb), el cual se repetirá hasta la saciedad

Obra concebida para 8 GUITARRAS que estén dispuestas a disfrutar tocando. Dedicada exclusivamente a todas las familias que tanto se esmeran en llenarnos de vida.

Memoria dormida es una recreación musical de la memoria de una persona desposada con el Alzhéimer. Está ideada para los recuerdos que una GUITARRA, 2 VIOLINES, 2 VIOLONCHELOS (o una viola y un cello) y un INSTRUMENTO DE VIENTO sean capaces de recrear a través de la música.

Impresión musical perfilada por una FLAUTA, un CLARINETE, un CUARTETO DE CUERDA y una VOZ, basada en el entrañable poema de un autor que aún desconocemos quién es.

Sociales Introspectio es un proyecto musical ideado con un único objetivo: concienciar.

Crítica social encarnada por los sonidos de una peculiar GUITARRA y un tintineante PIANO. En cierto sentido, no es sino un juego de timbres, combinados para crear, con tanta sencillez como se pueda, algo relativamente bello y, consecuentemente, denunciante.

La efectividad de un ritmo debe medirse en las ganas de bailar que nos insufla, en lo pegajoso que lo siente nuestro cuerpo, en lo pegadizo que se vuelve a nuestro oído. Y el ritmo que subyace a la letra de este hit australiano, sin lugar a dudas, ¡es efectivísimo! ¡Quién no se sorprendería al mover inconscientemente su cadera con apenas escuchar los primeros compases de esta canción!

Brevísima y musical recreación de la infancia, por una FLAUTA y una GUITARRA que un día también fantasearon con sus propios mundos de ilusión y juegos.

Sonata fraguada para una GUITARRA y un VIOLÍN dispuestos a recrear el descubrimiento de una amistad. La obra pretende dar forma a las luces y sombras que hilvanan el carácter de un amigo, haciéndole, pese a su enjambre de defectos y virtudes, afín a quien como amigo le acepta.

Juguetón agradecimiento ideado para una simpática melodía que, en brazos de cualquier instrumento que se precie a canturrearla, sobrevuela un despreocupado cielo a lomos de una GUITARRA y una CAJA FLAMENCA.

Canción de sentida admiración desempeñada por una VOZ inexplicablemente enamorada y un PIANO que contornea sus pensamientos. La canción está basada en un poema, que da nombre a la obra. Todo él consta de una reflexión introspectiva, repleta de interrogantes, protagonizada por un anciano que se cuestiona por qué continúa amando a su mujer, quien, metamorfoseada por su enfermedad, el Alzhéimer, se ha vuelto irreconocible.

¿Cuál es uno de los mayores índices de autoestima en alguien? Sin el menor asomo de duda, la complicidad, el ser cómplice de alguien, pero no en el ámbito de los crímenes, sino en el ámbito del entendimiento. La sensación de entenderte con alguien es un parque de atracciones para nuestras emociones. Conectas y, de repente, te sientes extrañamente bien, inmensamente bien, ¡bienísimo!, tanto que disfrazas esa misma complicidad de amistad, de atracción, de amor incluso. Has descubierto la magia de una conexión fortuita pero auténtica, ¡cómo no te vas a sentir bien! ¡Cómo no vas a pensar que es algo más!

Cuando los integrantes de Coldplay, producidos, entre otros por Avicii, lanzaron este tema, ¿intuían acaso que la simpleza armónica característica del pop ‒¡cuatro acordes uno tras otro en más de 4 minutos!‒ podía volver a arrasar en los medios de comunicación?

«Gracias» moldeado a través de la conversación musical que mantienen la GUITARRA de un padre admirado y la GUITARRA de un hijo agradecido. Ningún padre debería ser menos que el mejor padre para un hijo, y ese «mejor» lo incluye todo, todo. Con esta efimerísima representación del agradecimiento no se pretende sino afianzar lo siguiente: aunque seamos limitados, la entrega de uno mismo no se ha de limitar.

Dolorosa e inevitable evocación convocada por un VIOLÍN afligido y una GUITARRA acosada por miedos. Es agua pasada. Una conmemoración anímica. Una purga caducada de sentimientos. Un recordatorio de los fantasmas exorcizados por entonces. Nada más. Nada menos.